Por: David Montes.
El Miércoles de Ceniza, llamado en la tradición litúrgica de la Iglesia “miércoles al inicio del ayuno”, comienza con el austero rito de la imposición de la ceniza y de este modo, inaugura la Cuaresma; la cual es una preparación para celebrar el misterio de la pasión, muerte y resurrección de Cristo.
El Miércoles de Ceniza está muy unido con la penitencia, que se expresaba entre los hebreos cubriéndose la cabeza de ceniza y vistiéndose de aquel áspero paño llamado sayal.
La ceniza en la iglesia es un sacramental, es decir, una manera por la cual la Santa Iglesia hace llegar los beneficios de la Redención a todos los ámbitos de la vida cotidiana.
El período de esa penitencia comenzaba precisamente en este día y duraba hasta el Jueves Santo, consiste en privarse de comer carne y hacer comidas ligaras, acompañadas de oración y penitencia, así como la meditación de pasajes bíblicos y obras de caridad.
Las cenizas, que provienen de quemar las palmas del Domingo de Ramos del año anterior y de estampas religiosas, se depositaban sobre la cabeza de los varones; a las mujeres se les hacía una cruz sobre la frente.
La ceniza se impone en los templos parroquiales y en las capillas de las diversas parroquias, en horarios después de la Misa de bendición de la ceniza.
