Por: Mariana Guerrero.
Foto: Redes.
El dato recabado en últimos días por Protección Civil municipal de Querétaro, respecto a que al menos 12 de cada 100 habitantes de la capital queretana piensan que no les pasará nada por el Covid-19, mismo que replica a nivel nacional; nos lleva a preguntar: ¿cuál es la razón de que la población mexicana no tenga miedo a la pandemia?
Por supuesto que cada persona podría explicar su percepción de la enfermedad, sin embargo, el trasfondo de esta ideología implica una suma de distintos factores que se han acumulado con el pasar de los años; así lo explica el artículo “CORONAVIRUS (I). El miedo a las epidemias. Una perspectiva desde la historia”, de José Luis Betrán.
El académico de Barcelona explica que ante cualquier catástrofe o situación crítica, en primera instancia, se da la “inmediata visualización de los efectos dramáticos”, lo que significa ver y hacer tangibles las afectaciones, lo cual es inmediato en la actualidad, gracias a la fluidez en las redes sociales; sin embargo, para una población que a diario ve imágenes trágicas y de violencia, el Coronavirus se vuelve un “enemigo invisible”.
Es también en este punto donde se desata la psicosis por eventos del pasado, ya que a nivel mundial se han enfrentado muchas epidemias y el ser humano siempre ha estado en relación con las enfermedades, por lo que todos desarrollamos el “miedo humano a morir”; pero en contraparte, también surgen actitudes de intolerancia, lo que significa aplicar criterios discriminatorios como “solo los adultos mayores o las personas con obesidad se pueden contagiar”, lo cual es totalmente falso.
El Coronavirus existe y creer que no te afectará, no te hará inmune a éste, especialmente si no llevas a cabo las medidas de salud correspondientes.
Claro que la tecnología ha avanzado, las luchas pasadas contra enfermedades nos han dotado de más herramientas y vacunas para combatir epidemias, los gobiernos se concentran en dotar a sus naciones de insumos necesarios para esto; pero es entonces cuando surgen los aspectos egoístas del ser humano, como no permanecer en casa, si no tenemos ninguna actividad esencial que realizar; hacer compras de pánico irracionales; politizar la pandemia; encarecer los productos de necesidad básica; e incluso, incitar a la violencia, justificada bajo el argumento de la necesidad.
Ante eso, hay que racionalizar que: el reto de salud no es para los gobiernos o los médicos, sino para la humanidad en su conjunto, porque ser solidarios con los demás (especialmente los más necesitados); respetar las medidas de salud establecidas por las autoridades; no caer en críticas o señalamientos, negativos y politizados; y no discriminar a ningún sector poblacional; nos dará a todos más posibilidades de supervivencia, en lugar de sumirnos en el peor de los infiernos o el escenario económico más trágico.
Con todo lo anterior, lejos de que se busque infundir el miedo en aquellos que no lo tienen, ante la pandemia, se pretende explicar que el paso del Covid-19 por México y el mundo, apenas inicia; por lo cual es de suma importancia que se asuma con la conciencia necesaria y entender que el combate a la enfermedad se da en dos vertientes: prevención, que es aplicar las medidas de resguardo domiciliario corresponsable, el lavado correcto de manos y la sana distancia; con lo que no solo evitaremos enfermar, sino también contagiar a otras personas y principalmente, no saturar el ya deficiente sistema de salud.
Y por otra parte, la atención médica, donde todo el personal de salud debe mantenerse ético a los juramentos que realizó, al integrarse a ese gremio; sin embargo, esta vertiente no corresponde exclusivamente a ellos, ya que si la ciudadanía en general asume la solidaridad y el humanismo, se puede apoyar desde cada trinchera.
Tal es el caso de la empresa 3D Market, en Querétaro, que este martes donó caretas de protección facial, diseñadas y fabricadas por la misma, al personal de Hospital General, donde se atiende a los pacientes con Covid-19; acciones que es momento de replicar, porque particularmente nos caracterizan como mexicanos y nos han ayudado para superar situaciones precarias, como los terremotos de 1985 y del 2017.
Si cada persona, en México y el mundo, pone su granito de arena, sin duda el Covid-19 sabrá que se metió con la humanidad equivocada.
