Rectoras piden parar violencia contra las mujeres, tras asesinato de rectora en Veracruz

Rectoras de universidades públicas y privadas manifestaron su indignación por la violencia contra las mujeres, esto a través de un desplegado dirigido al presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, al Poder Legislativo, Poder Judicial, Gobernadores y Presidentes Municipales.

Esto después de que la rectora de la Universidad Valladolid, Guadalupe Martínez Aguilar, en el municipio de Emiliano Zapata, Veracruz, fuera asesinada la semana pasada al interior de su domicilio.

En este sentido, las rectoras del país hicieron un llamado a los tres poderes del Estado y los tres órdenes de gobierno, principalmente los municipios y estados, donde hay alerta de violencia de género y han aumentado estos índices.

A través de un desplegado, se habla de un aumento de la violencia desde la década de los 90’s, aumentando así la cifra de feminicidios en el país.

Las rectoras que firman son de la Universidad del Caribe, Universidad del Claustro de Sor Juana, Presidenta del Colegio de México, Universidad Autónoma Indígena de México, Universidad Autónoma de Occidente, Universidad Autónoma de Querétaro y Universidad Veracruzana.

A continuación citamos el desplegado:

Recientemente, el asesinato de la Lic. Guadalupe Martínez Aguilar, en su centro de trabajo, en una institución educativa en el municipio de Emiliano Zapata, Veracruz, visibilizó la vulnerabilidad de los espacios educativos.

¿Qué garantías tenemos las mujeres hoy en México, si no existe un lugar en el espacio cotidiano en donde estemos seguras? ¿Cómo podemos hablar de que “en México la familia es fraterna”, mientras sabemos que las niñas y las mujeres seguimos viviendo violencia al interior de nuestros hogares, atrapadas por el confinamiento y la cultura que naturaliza la violencia?

Es escalofriante constatar que vivimos en “tierra de nadie”: dejamos que las cosas crecieran desde la década de los noventa en Ciudad Juárez, asumiendo que estaba muy lejos y que eso solo les pasaba a “mujeres de estratos humildes”, en una lógica enferma, discriminatoria, racista y clasista que las consideró desde entonces “cuerpos prescindibles”.

Dejamos pasar la violencia, tanto la sociedad mexicana en su conjunto como los gobiernos municipales, estatales y Federal. Redactamos leyes, nos adherimos a Convenciones y Tratados Internacionales, pero no cambiamos las cosas. El país, como un gran vidrio se resquebrajó en su norte y a nadie se le ocurrió pensar que, como consecuencia del abandono de las mujeres asesinadas en el norte, el vidrio seguiría resquebrajándose hasta destruirse el territorio entero. Hoy pasa en todos los espacios, también en nuestras universidades y a mujeres de todas las clases, niveles, formaciones, extractos.

¡Detengamos la violencia! No queremos callarnos ni sumarnos al egoísmo ni a políticas públicas que se niegan a reconocer el aumento del gravísimo problema de la violencia de género y de su expresión más cruda reflejada en el número creciente de feminicidios. 
Defendemos a nuestras alumnas, quienes ni en tiempos normales pueden salir de sus casas para ir a la universidad, tomar el transporte público, cruzar las calles, sin el miedo a que esto les pase a ellas; o, muy lamentablemente, vivir en el propio espacio universitario situaciones de acoso u hostigamiento. Pensamos en nuestras maestras, en nuestras compañeras de las áreas administrativas y de intendencia; pensamos en nosotras, en nuestras alumnas y en nuestras hijas. ¡Ninguna está libre de ser víctima de esta violencia!

Reconocemos que la violencia contra las mujeres no inició con este sexenio, pero lamentamos que ésta no sólo no ha parado, sino que el nuevo discurso continúa banalizando el problema, banalizando así nuestra existencia, nuestros derechos, nuestra identidad y todo lo logrado en décadas de lucha y trabajo feminista.

Como líderes de universidades asumimos que nuestra obligación ante las mujeres de México es la de repensar cómo se forjan voluntades reales para conseguir cambios reales. En nuestras manos está la educación de mujeres y varones que ya forjan el futuro.

Desde nuestra mirada universitaria lo primero es no quedarnos calladas; es señalar la inequidad; es sumarnos a la lucha de las mujeres y hombres que buscan a sus hijas y sus hijos desaparecidos; es fortalecer la lucha que antes del confinamiento crecía expresando a gritos en las calles o en el silencio de nuestra ausencia el derecho a la igualdad. Reiteramos nuestro llamado a fortalecer las instituciones que investigan la desaparición forzada y la violencia, así como aquellas que procuran justicia, y por supuesto también a las que promueven la educación y la convivencia desde la no discriminación.

Exigimos un verdadero Estado de Derecho que establezca mecanismos de defensa y apoyo de la sociedad civil y que propicie instituciones que impartan verdadera justicia.

Nos corresponde defender la vocación de la Universidad como espacio libre de violencia, el espacio de todas las preguntas, de todas las posturas, pero, sobre todo, de la defensa de la verdad, de la libertad, de los derechos humanos y de la igualdad.

Exigimos a las autoridades correspondientes que de una vez por todas cumplan su obligación de garantizar la seguridad, la igualdad y la paz que merecemos las mujeres mexicanas.

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